jueves, 19 de diciembre de 2013

El gimnasio puede cambiarte la vida

No es la primera ni será la última vez que en la noticia sobre un altercado a las puertas de una discoteca, se refieran al portero como "aficionado a los gimnasios". No importa si el tipo pertenece Ku-Klux-Klan, desayuna cachorros de Golden Retriever o vota por el Tea Party. De todas las características que pueden distinguir al "gorila" de turno, para calificarlo sólo destacan que acude con regularidad al gym, como si esto fuese, por sí mismo, algo negativo.

Si bien es cierto que a alguien se le puede ocurrir ponerse muy cachas para aplastar cabezas, la abrumadora mayoría sólo acude al gym para quitarse un michelín, ganar un poco de músculo o, simplemente, mejorar su condición física. Lo que seguramente no sabe es que apuntarse a un gimnasio puede ser la entrada a una vida distinta, mucho más activa y saludable.

Empezar a entrenar implica frecuentemente comenzar a ser consciente del propio cuerpo, iniciarse en conocimientos de nutrición, en la práctica de otros deportes, en actividades al aire libre ... de ahí a la preocupación por el medio ambiente y puede que, en algún caso, hasta despertar el interés por la meditación, el mundo espiritual, etc, etc. A mí me pasó y lo he visto en muchas otras personas en estos 26 años en contacto con el fitness.


Ya hemos hablado en entradas anteriores sobre los incontables beneficios para la salud y los increíbles cambios estéticos que produce el gym. Hoy quiero hablar de algo que me parece muchísimo más importante: Los beneficios psicológicos.

Hay una web dedicada exclusivamente a retratar todas las profesiones imaginables, según el prisma de quien la mire: En mi caso en particular, me hace mucha gracia porque es especialmente certero:


La verdad es que muchas veces me veo tentado a pedirle a mis amigos de Luminosos Hércules que me pongan "Gabinete psicológico", debajo del cartel del SOHO fitness club. Cuando alguien entrena a consciencia y con constancia, durante mucho tiempo, se establece un vínculo con el monitor que va muchísimo más allá de lo puramente físico. Eso me ha permitido el privilegio de vivir, desde primera fila, el cambio abismal en cuanto a actitud, humor, confianza en sí mismos, vestuario, alimentación, estilo de vida, etc, que experimentan las personas que consiguen transformaciones radicales en su cuerpo.

Le pedí a mi amigo y psicólogo Germán Ricardo que eche un poco de luz sobre el tema y me escribió: "La autoestima tiene como uno de sus elementos constitutivos la auto-imagen. Esa auto-imagen está muy relacionada con la visión que yo tenga de mi apariencia física (no es el único aspecto, pero es muy importante).

Trabajar de manera constante (no obsesiva) por mejorar aquellos aspectos de nuestra condición física, con los cuales no nos sentimos satisfechos, es un aditivo importante para nuestra motivación y nuestra autoestima. Aspectos como el sobrepeso, la flacidez muscular, la resistencia física, etc., son mejorables para la mayoría de las personas que nos desenvolvemos en un estilo de vida principalmente pasivo y sedentario y pueden contribuir a que nos sintamos más a gusto con nosotros mismos y a que los demás se relacionen con nosotros de una manera más positiva (está demostrado científicamente).

Aunque desde la psicología promovemos insistentemente la autonomía y la confianza en sí mismo, es muy importante tener en cuenta que la opinión que los demás tienen de nosotros influye de manera significativa en muchos aspectos de nuestra vida: afectivos, familiares, laborales, etc. No es cierto que podamos o que sea sano “pasar de la opinión que los demás tienen de nosotros”. No podemos ser indiferentes ante lo que piensa de nosotros nuestra pareja, nuestros amigos, nuestro jefe o una persona a la que deseamos impresionar. La opinión que los demás tienen de nosotros ¡importa! Y esa opinión parte, en buena medida, de lo que perciben a través de sus sentidos, especialmente de sus ojos.

En suma, la auto-imagen y buena parte de nuestra auto-estima, están relacionadas con lo que nosotros mismos, y también los demás, pensamos de nuestra apariencia física. Dicha apariencia física no es el único componente de nuestra autoestima (también están nuestras habilidades sociales, nuestro desempeño cognitivo, etc.), pero mejorarla puede tener resultados muy positivos en la relación que tenemos con nosotros mismos y con los demás".

Excelente definición. ¡Gracias, Germán! Sigo yo. Si alguien me tilda de exagerado cuando afirmo que el gym puede cambiarte la vida, que me diga ¿cuál de los dos Albertos transmitiría más energía positiva en una entrevista de trabajo? ¿El de 107Kg. o el de 80Kg.?


¿Cuál de los dos se atrevería a declarársele a la persona que le quita el sueño ? ¡Si es que es otro tío! Mucho más sociable, animado y alegre, menos tímido e introvertido. Alberto me cuenta que con 20 años, le costaba caminar y mantener una conversación a la vez, y que le dolían las rodillas y los tobillos. Hoy se siente muchísimo mejor a todos los niveles y, sobre todo, ha desaparecido esa sensación de estar siendo constantemente observado (*Los progresos pueden variar de persona a persona).

José Manuel ya fue protagonista de una entrada en este blog, resaltando su cambio físico. Llegó al gym con 12 años, 1,55m de altura y 90Kg de peso, un niño obeso con el 80% de probabilidades de transformarse en un adulto obeso. Hoy es un atleta de 18 años, 1,84m y 71Kg.


Estudia para ser profesor de Educación Física. ¿Qué mejor inspirador para los niños que tendrá a cargo? ¿Podría haber elegido la misma carrera padeciendo sobrepeso? Probablemente sí, pero ya sabéis que nadie compra Crecepelo a un vendedor calvo.

Jose me cuenta que siempre usaba ropa holgada para disimular su figura. Ahora se viste con la ropa que le gusta y sólo hay que mirar sus fotos para afirmar que se gusta. Me cuenta cómo crecieron con el cambio su autoestima y la confianza en sí mismo, a la vez que le facilitó su integración social. No hace falta charlar mucho con él para darse cuenta de que está orgulloso de lo conseguido (*Los progresos pueden variar de persona a persona).

Rubén llego a pesar 135Kg. Se transformó en una persona absolutamente sedentaria, con un agrio carácter. Según su propia definición, estaba "vencido". Su condición física se deterioraba a pasos agigantados, hasta que llegó a agitarse sólo con subirse al coche. Cuando tocó fondo, utilizando este blog como guía y motivación, empezó a entrenar en el gimnasio abandonado de su empresa. Bajó 30Kg y su vida cambió.


Ahora, vuelve a disfrutar con sus amigos y su familia, de cosas antes imposibles de hacer, para él: Largos paseos, juegos con sus hijos, fútbol, carreras de larga distancia, etc. Ha cambiado su actitud en el trabajo y su jefe se lo ha reconocido. Tanto, que la empresa agrandará y equipará el gym para que todos los trabajadores puedan entrenar. Ese es un jefe inteligente. Mi admiración para él.

Cuando le pedí una foto para ilustrar esta entrada , me dijo que no sabía si la iba a conseguir porque antes huía de las cámaras, siempre que podía. En el poco tiempo que lo conozco me ha dicho ya varias veces que no me doy una idea de lo feliz que es. Le creo. Lo transmite (*Los progresos pueden variar de persona a persona).


Los 3 protagonistas de hoy son unos verdaderos FITNESS HERO. Si quieres conocer más, entra en: http://sohofitnessheroes.blogspot.com.es/

Mi especial agradecimiento al Licenciado Germán Ricardo Orjuela Morales que siempre se hace un hueco en sus múltiples ocupaciones con El Teléfono de la Esperanza, para colaborar, desinteresadamente, con este blog.



Ya puedes entrenar con nuestra app. de Entrenamiento Personalizado, dondequiera que estés.

http://www.sohofitnessclub.com/

Nota 1: Aprovecho la oportunidad para recomendarles este excelente libro de mi admirado maestro en España, Ramón Lacaba, que ya va por la séptima edición. Por algo será.


Nota 2: Para escribir esta entrada, les pedí a los 3 protagonistas que me cuenten sus experiencias. Aquí están, tal cual las recibí.

Alberto escribió:
Quizás físicamente yo no me vea mucho cambio (aunque los demás sí me lo notan), pero lo he notado en mi salud. Antes de empezar la dieta me fatigaba fácilmente con cualquier actividad, ya fuese practicar un deporte o el simple hecho de llevar andando un rato (sobre todo lo sentía en las rodillas y los tobillos). De hecho, me di cuenta de que tenía un problema de verdad fue al encontrarme con un vecino y ver que casi no podía respirar, hablar y andar a la vez y esto con 20 años es muy triste. Los primeros días de la dieta fueron los más duros, acostumbrado a picar entre horas y comer mal. El probar nuevos alimentos se me hizo difícil. Una vez pasado la primera semana, ya todo es mucho más fácil. A medida que fueron pasando las semanas y varios controles de peso hecho en el gimnasio, me di cuenta que me encontraba mucho mejor a todos los niveles. Poco a poco los dolores de rodilla y tobillos fueron siendo menos intensos, hasta que prácticamente han desaparecido, igual que esa fatiga y falta de aire. Me ha aportado más de confianza en mí mismo, ya no me siento ``observado´´ como me sentía antes y me ha ayudado a relacionarme mejor con la gente . Lo único negativo que he notado es que la ropa que compré nueva hace un par de meses, cada vez me está más grande pero bueno, no todo podía ser perfecto.

José Manuel me escribió:
No hay nada que me guste más que llegar un día al gym y que la gente me reconozca o me diga el cambio que he pegado, o que ha visto la foto mía del “antes y el después”. Pero no solo en el gimnasio, sino en mi vida normal, y es en esto último en lo que me pretendo centrar.
Es cierto, he sido gordo, muy gordo, 13 años de mi vida. De pequeño yo era feliz, aunque introvertido y despreocupado por mi imagen, esto se prolongó hasta los 15-16 años, pues al ver que el esfuerzo realizado día tras día, de lunes a viernes en mi templo de trabajo (el gimnasio) daba sus frutos, y con ello una mejora de mi aspecto físico. Pero pude observar y observo, que un cambio en el aspecto físico no sólo implica numerosas mejoras del físico (como ser más veloz, más ágil, tener más aguante…), sino que supone, a su vez, muchos cambios en todos los aspectos, pasando por la parte psicológica (mejoró mi autoconcepto, mi autoestima y mi confianza en mí mismo), social (favoreció mi integración al hacerme más extrovertido) y un larguísimo etcétera. Es decir, tras perder 30 kilos, he podido comprobar que no solo ha cambiado mi aspecto físico, sino que ha habido cambios en todos los aspectos, pero sin perder mi identidad.
Concluyendo, superé el miedo inducido por los médicos y por muchas gente respecto al apuntarse al gimnasio, ya que me recomendaron dejar de entrenar, además, me llené de esfuerzo y constancia para poder llevar a cabo mi plan de cambio, pues no solo se requieren horas en el gimnasio, sino en tu manera de afrontar el día (alimentación, descanso…). Por lo que tal mérito de este proceso de cambio, que aún no ha acabado, lo adjudico a mí y a mi guía personal que tanta paciencia ha tenido conmigo, José Luis.

Rubén me escribió:
Jose, el gym me ha cambiado la vida. De ser una persona sedentaria y estar siempre a la defensiva, de respuestas violentas ante consultas de pares que me ocasionaban problemas laborales, uff y cuantas cosas más.... Cuando empecé a entrenar en aquel viejo gym, mi di cuenta de que realmente estaba solo y que no estaba yendo hacia ningún lado. Tampoco es que cuando entre a ese gimnasio cayó un haz de luz sobre mí y todo cambió para siempre, ja ja ja, no, nada más alejado de la realidad. Lo primero que descubrí, aunque parezca básico, es que podía superar lo que había hecho el día anterior. Si, es cierto. No es nada para una persona inteligente, pero no es poco para alguien que ya estaba vencido. Al principio era fácil superar lo del día anterior. Pero después, para hacerlo ya te tenías que alimentar de acuerdo a las exigencias que te planteabas, acostarte temprano para poder descansar, etc. Y había días que te superabas y había días que dabas un paso atrás. En aquel momento era durísimo no cumplir con las expectativas que tenías para ese día. Hoy lo miro desde otro óptica, pero lo fui superando. No tengo muy claro por qué no abandonaba como hacia siempre. No sé cómo pero seguía ... hasta que la cabeza se abrió. No recuerdo en qué momento fue o si fue paulatino, pero me empecé a esforzar por todo. El gym empezó siendo mi prioridad, pero también incluí el trabajo, la familia, los amigos, mis viejos anhelos y proyectos, hacer cosas que me hicieran sentir bien, sin fecha de vencimiento, pero avanzando constantemente, aunque sea muy poquito, pero avanzando. Y si hoy no se puede avanzar, hoy es día de repensar, de descansar. Para poder estar bien activo, también es necesario estar bien descansado. ¡Qué lindo recordar todo lo que sucedió! A esta altura parecerá banal, pero sucede cuando te vas a comprar ropa ya elegís vos qué te gusta y cómo te queda ja, ja. Parece una estupidez pero durante mucho tiempo me ponía lo que había, lo que quedaba, no habían muchas opciones. Por Dios, qué vida la del gordo, ja ja ja. ¡Me hago el flaco, ahora! Va, no es que me haga el flaco, si bien baje unos cuantos centímetros de cintura y tengo más opciones de elegir.

Fuentes:
Fitness World
www.mexicoxport.com