jueves, 20 de enero de 2011

La báscula no tiene la culpa.

En la sección “Resultados” de la página web del gym: http://www.sohofitnessclub.com/resultados-12josefranc.html, todos los meses me enorgullezco presentándoles al soci@ que, en un criterio absolutamente personal, ha destacado por encima de todos los otros en la consecución de sus objetivos.

Para un personal trainer, lograr que un discípulo baje 14Kg de peso, saludablemente y para siempre, que otro disminuya 10 puntos porcentuales de grasa, o que un tercero haya creado 5Kg de masa muscular, significa lo mismo que las medallas en el pecho de un veterano de guerra.

Pero hoy vamos a hablar de los otros, que también los hay. De aquellos socios que por alguna u otra razón no han podido cumplir con sus objetivos. De esos que cuando la báscula se empeña en decirles que no han mejorado o incluso que han empeorado, la miran con ojos asesinos.

Pero la culpa no es de la báscula. Esos ojitos que lanzan cuchillos envenenados harían bien en enfrentarse al espejo y hacer preguntarse a su dueño si de verdad ha sido constante, entrenado con intensidad y respetado una dieta equilibrada.

Muchos de vosotros pensáis que la última quincena de diciembre estuve en Argentina de vacaciones. Nada más lejos de la realidad. El único objetivo de mi viaje fue hacer una sacrificada investigación para escribir este blog.

A mediados de noviembre, empecé a entrenar más intensamente y a hacer más estricta mi dieta. El 11 de diciembre, horas antes de subirme al avión, estaba en verdadera forma: 1 Kg, seguramente de grasa, por debajo de mi peso habitual, clavando la aguja de la báscula en 76Kg. Mi 8-pack estaba absolutamente seco, como pudieron comprobar algun@s soci@s que ejercen de notari@s en este experimento (por favor, dar fe en un comentario).

Cuando ya había transcurrido la primera semana en Argentina, los abdominales ya no se veían tan definidos y a la segunda, se podía decir que quedaba sólo un 4-pack y medio, pues los cuadraditos de más abajo de la tableta habían empezado a desaparecer. Diecisiete días sin entrenar y muchas medialunas, pizzas a la parrilla, asados y helados artesanales, después, la misma aguja trepó hasta los 80Kg y pude empezar a vislumbrar unos minimichelines.

No penséis que desayunaba una docena de esos exquisitos mini-croissants, comía 4 pizzas y cenaba provoleta, empanadas, chorizo, morcilla, tira de asado, bife de chorizo y 1Kg. de helado de postre, eh? Me di mis gustos, pero todo fue bastante medido.

El lunes siguiente a mi vuelta, retomé el entrenamiento. Hice la mitad de la rutina con la mitad del peso y…¡oh sorpresa!, a pesar de haber estirado a consciencia, a la noche me torturaron rampas en mi femoral derecho y el martes casi no podía caminar por culpa de las agujetas. Resignado, entrené a media máquina por el resto de la semana, para comenzar en serio al lunes siguiente.

La segunda semana intenté hacer mi rutina normalmente, pero hasta el fin de semana sentí bastantes agujetas, por lo que no pude entrenar a tope. Así que me llevó otras dos semanas más recuperar la forma pre-viaje: En total, un mes. Y eso gracias a mis 23 años entrenando, pero no a todos les resulta tan fácil.

¡Pero si sólo dejé de entrenar dos semanas en los últimos cuatro años! ¡No es justo! No, la verdad es que no lo es. El tono muscular se mantiene elevado gracias al estímulo artificial que suponen los ejercicios de resistencia que ejecutamos en el gym. Recordad que el músculo es el tejido que más energía insume al cuerpo para mantenerse. Es por esto que conforma nuestro aliado más preciado para mantenernos en forma: Los músculos son verdaderos hornos quemacalorías.

Pero en cuanto ese estímulo cesa, al irnos de vacaciones o al faltar al gym, el cuerpo se deshace del tono muscular hasta la mínima expresión que sea necesaria para cumplir con las tareas que sin entrenar le exigimos. ¡Y lo hace muy rápido! En el caso extremo de una pierna escayolada, donde la acción del músculo no será requerida, prácticamente desaparecerá.

Con esta historia sólo quiero que seáis conscientes de lo importantísima que es la constancia: Lo que cuesta sudor y lágrimas ganar, se pierde en un abrir y cerrar de ojos. Salvo algunos casos muy particulares, los espectaculares resultados de los soci@s del mes, se lograron durante una asistencia continuada y regular de muchos meses.

Por supuesto, no basta sólo con la constancia. Esta debe ir acompañada de una dieta equilibrada y de la máxima intensidad en el entrenamiento. Cuidado: Dieta no significa morirse de hambre. Estoy seguro de que como mucha más cantidad con mi alimentación saludable en Alicante que durante mi viaje a Argentina. Otra cosa son las calorías.

Por eso, cuando los resultados no sean los deseados, antes de querer aplicar todo el peso de vuestro cuerpo, cayendo sobre la báscula para partirla con el codo, reflexionad: ¿Cuántas veces habéis faltado al gym? ¿Cuántas veces un puñado de cortezas de cerdo, gusanitos u otras yerbas, arruinaron dos días de sacrificada dieta sana? ¿Cuán frecuentemente el minuto de descanso entre series duró tanto como el relato del último capítulo de “Perdidos”?

Si tenéis objetivos ambiciosos en el gimnasio deberéis esforzaros de verdad y ser conscientes del “daño” que provocan unos inocentes novillos, o unas cuantas malas calorías de más. Venid a entrenar aunque el sofá os reclame, aunque llueva, haga frío o calor y también aunque se acerque Semana Santa o Navidad. Y por supuesto, sed estrictos con la dieta de lunes a viernes. El finde podéis permitiros algún capricho, siempre con moderación, claro.

Si os hace felices faltar más que venir o un brownie de chocolate con helado de vainilla todos los días, perfecto. Pero entonces ajustad vuestros objetivos en el gym y sobre todo, no culpéis a la báscula.

http://www.sohofitnessclub.com/