lunes, 26 de octubre de 2009

Si no vienes al SOHO, el hombre del saco irá a por ti

Suelo enfrentarme, diariamente, a muchos mitos, a cual más delirante. Lo más sorprendente es que la gente cree en ellos a pies juntillas. Incluso después de una explicación que desmonta totalmente la teoría, siguen aferrados a ella con uñas y dientes.

Cuando escucho alguna de estas afirmaciones, suelo preguntar: ¿Quién te ha dicho eso? La respuesta suele ser del tipo: El amigo del cuñado de mi primo. ¿Y a qué se dedica?, sigo con el interrogatorio. Probablemente, sea cualquier cosa no relacionada con el fitness e, incluso, que el “experto” en cuestión lleve la friolera de 3 meses entrenando y haya escuchado la teoría al abuelo del vecino de su hermana. Así que cuidado con la sabiduría popular.

Para las agujetas, agua con azúcar, ¿no?

Pues como argentino, os recomendaría el dulce de leche, que tampoco las quitará, pero os quedaréis más a gustito…
Las agujetas se deben a las micro-roturas producidas en los músculos cuando entrenamos: con mucha intensidad, un ejercicio nuevo, o después de un tiempo de ausencia en el gimnasio. Lo de las roturas suena terrible, pero esa es la forma natural que tiene el músculo para regenerarse y aumentar su tono o tamaño.

Las agujetas son como la resaca: para evitarla hay que mantenerse borracho, o sea, seguir entrenando, aunque con menos intensidad. La sangre circulará, llevará nutrientes y acelerará el proceso de reconstrucción muscular. Después del entrenamiento, lo máximo que podemos hacer es reponer agua y sales minerales, con una bebida isotónica o tomar un suplemento alimenticio específico, como los batidos de proteínas o aminoácidos, que no son otra cosa que el alimento que necesita el músculo para recomponerse. La mágica mezcla de agua y azúcar, sólo aporta calorías vacías y no sirve para nada.

Cuando uno deja de entrenar, el músculo se transforma en grasa.

Pues como se descubra el proceso contrario, la próxima entrada de este blog la escribiré desde el SOHO mojitos club, en una playa de Centroamérica. Músculo y grasa son dos tejidos absolutamente diferentes. Una manzana no se convierte en pera.

Cuando cesamos el entrenamiento, el cuerpo se queda sin el estímulo artificial que mantiene elevado el tono muscular. Como el músculo requiere al cuerpo mucha energía para mantenerse, éste se deshace de aquel, hasta quedarse con el tono necesario para cumplir con la nueva exigencia. Si hacemos poco ejercicio, el tono bajará hasta un nivel medio. Ante la falta absoluta de ejercicio, como puede ser una pierna escayolada, el músculo se reducirá a la mínima expresión, pero nunca se transforma en grasa.

El mito tiene su origen en que es muy común que las personas que dejan el gym, sigan comiendo como cuando entrenaban. Al perder masa muscular, el metabolismo disminuye, por lo que lo ingerido supera ahora, con creces, lo gastado y, por lo tanto, acumulan grasa.

Los menores de 18 años no deben entrenar en el gym.

Jóse (13 años), uno de los comentaristas más activos del blog bajo el alias Herculano, me preguntó acerca de la muy extendida creencia de que hasta que un adolescente no completa su crecimiento, no debe entrenarse. No es verdad, siempre y cuando sea supervisado por un experto.

Con una ejecución estricta, haciendo entre 15 y 20 repeticiones, espalda siempre apoyada, evitando ejercicios que exijan levantar las manos por sobre los hombros y estirando los músculos SIEMPRE, después del entrenamiento, podemos conseguir excelentes resultados a nivel de coordinación, posturas y pérdida de peso y grasa. Todos estos factores, condicionarán favorablemente la futura salud del chico, sin alterar en lo más mínimo su desarrollo. Un adolescente obeso tiene el 80% de posibilidades de ser un adulto obeso, así que es aconsejable actuar sin demora.

El mismo Jóse y Dany (11 años), consiguieron bajar notablemente el porcentaje de grasa. Alejandro (que llegó con 14) consiguió una espectacular pérdida de peso y grasa (de 88.4Kg y 25.7% de grasa a 71.9Kg y 13.3% de grasa). Todo un atleta. En el SOHO, el límite para aceptar un niño viene dado por su altura, ya que no se puede trabajar con alguien a quien le sobra prensa de piernas por los cuatro costados, por ejemplo. Uno de los más prestigiosos fabricantes de maquinaria para gimnasios, los italianos de Panatta, tiene estas simpáticas criaturas en su catálogo, pensando en los más peques: http://www.panattasport.com/es/line_details.asp?ID=14

Los culturistas tienen músculos muy grandes, pero no tienen fuerza.

Los que me conocéis, sabéis que el mundo del culturismo no me gusta nada. Primero, por estética y segundo, por poco saludable. Pero no deja de sorprenderme esa afirmación recurrente. Aparte de todas las ayudas y trampas que usan los culturistas, en forma de sustancias ilegales de efectos imprevisibles, esa hipertrofia muscular sólo se logra con un castigo durísimo a los músculos, como bien saben los valientes de Manu y Pedro, que se atrevieron con una tabla de Arnold.

Puedo asegurarles que los culturistas tienen muchísima fuerza. Miren entrenar a Schwarzenneger, si no, en la mítica película Pumping Iron, que incomprensiblemente no es muy conocida por estas tierras. Toda la peli en: http://www.youtube.com/watch?v=SdE1C6NaT5Q

Ah, chicos: No intentéis esto en casa.

http://www.sohofitnessclub.com/

martes, 13 de octubre de 2009

El psoas que te parió.

De los casi 800 socios que han pasado por el gym, recuerdo sólo tres que ya sabían hacer abdominales correctamente, cuando llegaron. La gran mayoría creen que hacen abdominales, pero en realidad están ejercitando el psoas. ¿¿¿¿¿El qué?????, me dicen con la misma cara que le puse a mi padre cuando me habló del esternocleidooccipitomastoideo (sí, así…sin respirar): ¿Te estás quedando conmigo?

Parece mentira que un músculo tan importante y poderoso como el psoas sea tan desconocido. Os lo presento:


Él es el responsable de “plegar” nuestro cuerpo, con la cadera como punto de inflexión. Los abdominales, en cambio, “enrollan” el tronco. Por eso, al hacer contracciones abdominales, no debemos despegar la parte baja de la espalda del suelo, pues eso lo hace el psoas.

Cambiemos de músculo. En el SOHO, enseño a trabajar el transverso del abdomen, a la vez que los abdominales. Expulsando el aire de la tripa, metiendo el ombligo, fortalecemos al responsable de mantener el vientre plano. Hacedlo durante los semáforos en rojo, intentando tocar el respaldo del asiento con el ombligo. ¡Funciona!


Otro gran desconocido es el sóleo. A muchos les suena más, ya que los jugadores de fútbol se lo lesionan mucho, pero lo confunden con el gemelo. La función que cumplen es la misma: ponernos en puntas de pie. La diferencia es que el sóleo está debajo del gemelo y, aunque los dos parten del talón, el primero se ancla debajo de la rodilla y el segundo, arriba de ella.

Cuando estamos de pie, los dos trabajan para ponernos de puntillas. Si nos sentamos, el gemelo se acorta, anulándose, por lo que esa función sólo la cumple el sóleo. Los que están pensando en implantes de silicona en los gemelos, como último y desesperado recurso para no parecer más una garza, ayudadlo con el sóleo, que aunque no se ve, empujará para afuera al gemelo.


Tan conocidos como descuidados son los músculos lumbares. Me parece increíble que en algunos gimnasios no se ejerciten nunca. Será que no se puede fardar en la playa con ellos. Yo soy partidario de trabajarlos siempre que hagamos abdominales. Son las dos columnas que nos sostienen erguidos, fundamentales para hacer casi todos los ejercicios y para la vida diaria. Un desequilibrio grave entre estos dos grupos musculares, puede traer problemas y producir molestias intensas.

Otros perfectos desconocidos son los braquiorradiales. El movimiento de girar la muñeca en el sentido de las agujas del reloj, que realizamos para clavar un sacacorchos, lo hacemos con el bíceps y se llama supinación. Al realizar el movimiento contrario, la pronación, anulamos en gran parte el bíceps. Por eso, al realizar curl con barra con el agarre invertido, hacemos trabajar al braquiorradial. Éste músculo hace parecer al antebrazo mucho más poderoso, algo que, a mi gusto, queda muy bien.


A poco de abrir el SOHO, la emoción me embargaba. Jamás antes tanta gente se acordaba de mí, por las noches. Luego, caí en la cuenta de que era porque habían descubierto que tenían músculos donde no imaginaban, a causa de las agujetas. Reconozco que fue una decepción, pero en fin…ánimo estimad@s soci@s, que las agujetas se van entrenando más.

http://www.sohofitnessclub.com/