sábado, 20 de octubre de 2012

Ayer dijiste mañana.

Cada vez que en el supermercado, en el cine o en la calle, me encuentro con un Soci@ del gym que no está viniendo entrenar, inevitablemente me promete: “El mes que viene empiezo". Debería llevar conmigo un datáfono inalámbrico para cobrar en el acto con tarjeta, porque el 99% no cumple. Muchos son los que dicen que quieren cuidarse pero nunca encuentran el momento adecuado para empezar, postergándolo indefinidamente. Hay una diferencia abismal entre decir quiero y quererlo de verdad.

La frase que da título a esta entrada del blog pertenece a una genial campaña de Nike, pero el Redactor Publicitario que aún vive en lo más profundo de mí soñó que la escribía para el slogan del SOHO. Al despertarme, decidí tomarla prestada y escribir una entrada sobre el fenómeno que describo al principio.


Durante un tiempo me gustó imaginar que sólo con la charla sobre la especial filosofía de este gym, los horarios y los precios, que tengo con todos los que se acercan para apuntarse y después de indagar sobre los objetivos que cada uno quiere conseguir, podía discernir perfectamente si esa persona los iba a lograr o, por el contrario, abandonaría al segundo telediario. Como le gusta decir a Robert, adivinar si tenía uñas de guitarrero.

La realidad se encargó de desmentir mis predicciones una y otra vez. Aquel flacucho tímido se transformó en un atleta y en el alma de las tardes del gym. Ya va por su cuarto año. Aquella señora con problemas de peso y autoestima, que nunca había pisado un gym, es la mejor mujer-anuncio que el SOHO podría soñar, pues va repartiendo alegría y actitud positiva allí donde va. Mientras muchos que entraron tumbando la puerta del gym aguantaron lo que un fantasma en una jaula.

¿Cuál es la clave que hace que alguien consiga lo que se propone en el gym o no?

Un cambio radical requiere mucho tiempo de entrenamiento. En ese lapso, estamos expuestos a miles de contingencias que nos pondrán obstáculos, aparentemente insalvables, de toda clase y condición: Enfermedades, mudanzas, cambio o pérdida de trabajo, pa/maternidad, exámenes, lesiones, estados de ánimo, fenómenos climáticos, etc, etc.

Pero los dos héroes que hoy os voy a presentar, también estuvieron a merced de esos problemas. ¿Cómo hicieron, entonces? Yo creo que los mueve el motor más poderoso que una persona puede tener: El deseo. Las personas que cumplen su objetivo lo anhelan con tanta fuerza que son capaces de sobreponerse a todos y cada uno de los obstáculos que la vida les ponga delante.

Isidra pesaba 94Kg y tenía un 44% de grasa. Ahora pesa 75Kg con un 33% de grasa. Me encanta saludarla cada día, porque ella contesta siempre que le va MUY, pero que muy bien. Con una sonrisa. Apuesto a que a veces no será totalmente cierto, pero consigue alegrarme el día. Ha cambiado su humor, su forma de vestir y mejorado su salud. Está ágil y fuerte, al punto de manipular un enfermo de 100Kg que tiene a su cuidado, como si fuera un muñeco hinchable. Y todo esto en algo más de un año. Dice que he obrado un milagro con ella. No es verdad. El milagro lo hizo solita. Muchas personas reciben mi misma atención, tienen a su disposición las mismas máquinas, pesas y poleas y no consiguen esos resultados. Aquí podéis ver el cambio. El día en que llegó al gym y en la actualidad (*Los progresos pueden variar de persona a persona).


Pero no todo el mundo lo consigue tan rápido. José Carlos se apuntó con Noelia, su mujer, el 2 de enero de 2007. No puedo olvidarme porque fue el día de la inauguración del SOHO. Al tercer mes, los amigos los paraban por la calle y preguntaban a Noelia: “¡Estás fantástica! ¿Qué has hecho?” Ni una palabra de aliento para el bueno de Jóse. Al octavo mes, Noelia era un figurín y José Carlos no había bajado ni un gramo. Pudo haberse escudado en su genética o buscado alguna otra actividad más "divertida", total, para no lograr resultados…

Pero siguió. Vino a entrenar cada día de la semana, cada sábado que no trabajó. Buscó hoteles con gimnasio en sus vacaciones, se levantó a correr los domingos por la mañana. Realizó cada una de mis tablas sin rechistar, con una perseverancia que enternecería a la mismísima Cruella de Vil. Sin hacer ruido, poco a poco. Lesionado, resfriado. En verano, cuando hizo frío, los días de lluvia. En Navidad, Semana Santa y en Hogueras. Año tras año… Hasta que hace poco, entré en el vestuario justo mientras se cambiaba y lo confirmé: ¡Tableta de chocolate, Six Pack o Tabla de lavar!, como lo llamen en cada país. ¡Objetivo conseguido!

José Carlos llegó con 88Kg y un 25% de grasa. Y aunque su madre opine que estaba mejor antes (la Sra. hace su trabajo), yo creo que está espectacular en 75Kg, con un 17% de grasa. Alguien puede argumentar que tardó mucho tiempo en conseguirlo. ¿Le preguntamos si le ha valido la pena? Si no lo conocéis, os lo presento. El 02/01/2007 y hace unos días (*Los progresos pueden variar de persona a persona).


Como veo muchos puntos en común en la actitud de ambos en el gym, voy a resaltarlos para descubriros las claves que llevan a alguien a conseguir unos resultados espectaculares:
Ninguno de los dos vio como un sacrificio venir al gym, sino como una oportunidad para mejorar y sentirse bien. No se plantearon si les gustaba una nueva tabla, simplemente la hicieron con la máxima intensidad de la que fueron capaces. No preguntaron ¿con cuánto peso hago esta serie? Movieron todo el que pudieron para hacer correctamente ese número de repeticiones, al límite. Nunca se saltaron la sesión de cinta. Agregaron cada día unos minutos más o un poco de intensidad, incluso después de que su cuerpo gritó ¡BASTA! No chatearon por Whatsapp en la bicicleta estática. Estuvieron concentrados en el esfuerzo de cada músculo, para darlo todo.

Y, por supuesto, tuvieron constancia. Mucha. Sin ella, nada más cuenta. Cuando alguien quiere ser ingeniero, va 5 años a la universidad. Para graduarse en Fitness, necesita años de entrenamiento personalizado en un gym, no un cursito de 3 meses en CCC.

Pero creo que lo más importante fue que siempre tuvieron una fe ciega en lo que hacían. Los resultados tienen mucho que ver con la confianza en el monitor: Progresa infinitamente mejor una persona que cree en la tabla con la que entrena, que alguien escéptico. Por supuesto, a igualdad de fe, una tabla de calidad mostrará sus virtudes, pero si la tabla es nefasta, no habrá fe que la compense.

Los dos protagonistas de hoy deseaban realmente un cambio. Lo deseaban con todas sus fuerzas y no pararon hasta conseguirlo. No hay objetivos imposibles. El único límite es el precio que se está dispuesto a pagar. Claro que no todo el mundo tiene objetivos tan ambiciosos. Según sus propias palabras, Juan venía al gym para no reventar, porque le encantaba comer y beber. Él era muy consciente y por eso nunca me reclamó unos abdominales esculpidos, se conformaba con mantenerse dentro de unos límites de peso razonables. Y ese objetivo es tan respetable como los otros y el resultado, igual de satisfactorio para el que sabe lo que quiere y lo que está dispuesto a dar a cambio.

Isidra y José Carlos, inspiraron a muchas personas que conocieron sus historias en el gym. Espero que al publicarlas en este blog logren lo mismo pero multiplicado por mil.

“No digas NO PUEDO ni en broma. El inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio y te lo recordará cada vez que lo intentes”. Facundo Cabral.

Conoce a más SOHO fitness Heroes en: http://sohofitnessheroes.blogspot.com.es/

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*Valores de peso grasa y músculo, obtenidos con Tanita Inner Scann.

Muchísimas gracias a mi "Directora de Arte" Pato Jara Madrid, que me echó una mano con las fotos.