Aún trato de determinar qué me llevó a leer las necrológicas de El País, tomándome mi exquisito cortado con espuma en el bar de Belén, en la esquina del gym. Lo cierto es que descubrí que el 23 de enero murió en California el culpable de que yo esté escribiendo este blog y de que vosotros lo estéis leyendo: Jack LaLanne. Así de bien lucía en sus años mozos:
QEPD.
Jack LaLanne abrió en 1936 el primer o uno de los primeros gimnasios del mundo, cuando ese concepto aún estaba en pañales. El gym formaba parte de su defensa de un estilo de vida basado en la buena alimentación, en las cantidades justas necesarias, y en invertir 2 horas diarias haciendo ejercicio: una levantando pesas y otra de trabajo aeróbico.
Fundó el movimiento del culto al cuerpo, creó un nuevo ideal de belleza y abrió un debate nacional en los Estados Unidos sobre la salud y el bienestar. Creó un imperio comercial de 200 gimnasios y productos paralelos e inventó muchas de las máquinas que hoy usamos en el SOHO.
Su imagen cuidada y saludable ayudó a hacer creíble el mensaje. Incluso lo difundió por televisión en un programa que se emitió desde 1951 hasta 1985: El Show de Jack LaLanne, mucho antes de que Jane Fonda decidiese hacer sus vídeos. Por cierto, fue el primero que animó a las mujeres a hacer pesas. Viendo los prejuicios que aún persisten en el siglo XXI, no quiero imaginarme lo que le habrá costado convencerlas.
A los 42 años estaba en la cima de su forma física: hacía 1033 repeticiones de press de banca con 136Kg en 23 minutos y batió en otra competición informal a un jovencísimo Arnold de 21 años. “Este LaLanne es un animal”, comentó el vencido. Con 90 años seguía haciendo 2 horas de ejercicios por día. Vivió hasta los 96, en un país donde la esperanza de vida no pasa de los 78, como la última prueba de que aplicar sus enseñanzas no era en vano.
Al final de esta entrada, hay una reseña de sus hazañas más destacadas.
Además de alabar las bondades del ejercicio físico, a la hora de alimentarse tenía dos reglas de oro: “No comas nada que haya fabricado el hombre” y “Si sabe bien, escúpelo”. Quien haya leído mis anteriores blogs, sabe por qué lo decía.
LaLanne resaltaba la importancia de la cantidad y la calidad de los alimentos ingeridos. Recomendaba comer sólo lo absolutamente necesario y lo más naturalmente posible. Fue un adelantado a su tiempo, pues con el paso de los años se demostró fehacientemente cuánta razón tenía.
La Cantidad:
Desde hace un tiempo se sabe que el sobrepeso añade una carga extra al corazón, pero por primera vez un estudio publicado en “The New England Journal of Medicine” le da la razón al bueno de Jack, demostrando que las personas con sobrepeso tienen mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa.
De 1,5 millones de personas participantes, todos ellos sanos y no fumadores, los que tenían un Índice de Masa Corporal de entre 30 a 35, tuvieron un riesgo de mortalidad un 88% superior a los considerados con el IMC correcto (22 a 24,9), disparándose hasta un 251% en caso de IMC entre 35 y 40. Recordad que el IMC es el resultado de dividir el peso en kilos por la altura en metros al cuadrado.
A título personal, me gustaría agregar que incluso más importante que la cantidad de años vividos es cómo se viven. Las personas que se alimentan bien y permanecen activas, se mantienen fuertes, ágiles y se enferman y lesionan muchísimo menos que las personas pasivas y mal alimentadas.
La calidad:
La sentencia que da título a este blog es un poco exagerada para lograr hacerse un hueco en la mente del lector, pero tampoco mucho. Ya expliqué en anteriores blogs lo que pasa con los productos Fat free o 0% grasa y la cantidad de conservantes, colorantes y otras yerbas que tienen añadidos productos como el glorificado embutido de pechuga de pavo o la “sanísima” lasaña de verduras, lista para meter en el microondas.
Ni que hablar de la bollería industrial, repleta de grasas trans o las ¿apetecibles? hamburguesas de las cadenas de comida rápida. Incluso con sus cifras de ventas millonarias me cuesta creer que tanta gente encuentre delicioso un trozo de pan mojado con media suela de zapato dentro.
Me gustaría que vierais qué pasa cuando se fotografía un Happy Meal cada unos de los siguientes 137 días después de comprarlo: NADA. Es un experimento de la fotógrafa Sally Davies que intenta denunciar lo artificial de la comida de Mc Donalds: Ningún signo de enmohecimiento o putrefacción. La última foto es prácticamente igual a la primera. Ni los hongos ni las moscas ni las hormigas se dejaron engañar. Vosotros tampoco deberíais.
Aquí os dejo el link para ver las fotos: http://www.refinery29.com/happy-meal-art-project/slideshow#slide-1
Tened siempre presente lo que decía el sabio Jack: “El ejercicio es el rey. La nutrición es la reina. Unidlos y tendréis un reinado”.
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http://sohofitnessclub.com
Hazañas de Jack LaLanne
1954 Nada todo el largo del puente Golden Gate de San Francisco, un récord mundial.
1955 Nada desde la Isla de Alcatraz al puerto de San Francisco.
1956 Logra un récord de 1.033 flexiones en 23 minutos para un programa de TV.
1957 Remolca un crucero de más de 1.100 kg a lo largo del canal del Golden Gate.
1959 Logra hacer 1.000 saltos estrella en 1h 22min.
1974 Vuelve a nadar por la isla de Alcatraz, remolcando un barco de 455 kg.
1975 Repite la hazaña de 1954 pero remolcando un barco de 300 kg.
1980 Remolca 10 botes con 77 personas a bordo en Florida, a lo largo de 1,6 km.
1979 Remolca 65 barcos de arrastre con 2.900 kilos de pasta de madera, esposado y con grilletes, cerca de Tokio, Japón.
1984 Remolca 70 botes con 70 personas a lo largo de 2 km.
2002 Recibe una estrella en el paseo de la fama de Hollywood.
Fuentes:
El País
http://blogs.elpais.com/el-comidista
jueves, 19 de mayo de 2011
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