Me preguntaba un socio de dónde salen los temas y las ideas para escribir los blogs. Casi todos de la charla diaria con vosotros. Muchas de las dudas que tenéis se repiten sistemáticamente. Este medio me sirve para explicarlas tomándome mi tiempo para elegir las palabras, los ejemplos y las anécdotas, para que quede lo más claro posible sin ser un ladrillo infumable.
Por eso agradezco tanto que hagáis comentarios en el blog. Cuando aportáis vuestras experiencias en el tema tratado, la entrada se enriquece en gran medida. Ya no me siento impartiendo cátedra desde un atril sino conversando con vosotros. Además, seguramente muchos socios comparten vuestras dudas, vivencias, sensaciones y se sienten identificados. Si el comentario coincide con mi opinión, la refuerza imparcialmente. Si aporta un punto de vista distinto, puede abrir interesantes y productivos debates.
Hace poco, otro socio me pidió consejo para desarrollar la parte superior de su pectoral. Según él, era su punto débil. La verdad es que yo no lo hubiese dicho nunca, pero con gusto le indiqué un par de ejercicios. Luego le aclaré que mucho de lo que veía sólo estaba en su mente.
La advertencia lo descolocó tanto que me pidió explicaciones. De la conversación resultante surgió la idea para esta entrada del blog. ¿Cuánto de verdad y cuánto de imaginación/obsesión hay en lo que cada uno aborrece de su cuerpo? Para empezar con la investigación, consulté con el psicólogo de cabecera del SOHO, mi amigo Germán Ricardo. “No vemos con los ojos, sino con el cerebro”, me confió.
El 1921 el psiquiatra y psicoanalista suizo Hermann Rorschach (1884-1922) publicó por primera vez un método que desarrolló para ayudarse a descubrir qué se escondía en la mente de sus pacientes. Echando tinta en unas hojas blancas, las plegó por la mitad, formando una serie de dibujos simétricos y abstractos. Al preguntarles lo que veían, intentaba interpretarlo. El famoso método está basado en esa convicción de que vemos lo que ya está en nuestra mente.
Seguramente habéis escuchado que las personas anoréxicas siempre se ven gordas, aún pareciendo un saco de huesos. He visto cosas parecidas, sin llegar al extremo de la enfermedad, en el mundo del gym: gente que nunca se ve suficientemente grande/definida, etc. etc. Como el cambio es tan gradual, no aprecian los progresos. De nada valen las advertencias de los amigos y familiares. Será más fácil saltarlos que rodearlos, pero ellos seguirán pensando que les falta volumen. Estad atentos y tratad de ver con los ojos.
Recuerdo un socio del SOHO obsesionado con sus pectorales, una chica con sus gemelos, otro con la diferencia entre sus dos dorsales y algún otro con sus trapecios. Que son muy pequeños, que son muy grandes, que parecen alas, que tengo patas de tero.
Por supuesto que son partes susceptibles de mejora, pero tampoco están tan mal como piensan. Somos asimétricos por naturaleza. Es lo normal. Con el trabajo correcto, el esfuerzo y la mentalidad adecuada, podréis convertir vuestra zona débil en la mejor de vuestro cuerpo, o al menos armonizarla con el resto. Cada uno tiene su cruz. En lugar de quejaros por la que os toca, utilizad toda vuestra energía en solucionarlo.
A mí me tocó un Miura de los fieros. De la cintura para arriba, mis músculos son herencia materna: pequeños, pero de gran calidad. De cintura para abajo, legado de mi padre: grandes y potentes, pero no tan fibrosos. Aún recuerdo que le dije a mi primer monitor algo que escucho ahora demasiado seguido: Yo no entreno las piernas porque ya tengo músculos muy grandes. ¡Qué gran error! Con el entrenamiento adecuado, durante mucho tiempo (años), pude armonizar mi tren inferior con el resto del cuerpo y estilizar mis piernas hasta calzarme unos vaqueros de la talla 30, que aún hoy utilizo.
Para mejorar los puntos débiles, el bueno de Árnold recomienda aplicar el Principio de Prioridad. Consiste en trabajar primero que nada aquellos músculos que consideramos no están a la altura del resto del cuerpo. Así, estaremos más frescos y concentrados para trabajarlos con más intensidad. Si esto no es suficiente, sugiere agregar más series, intercaladas entre los ejercicios de los siguientes músculos que trabajéis.
Mi amigo Lauren, que vive entre Miami y Nueva York trabajando como modelo, me enseñó durante su reciente visita un método que están usando allí para hacer reaccionar las partes más débiles: El Descanso Activo. Consiste en cambiar el período de descanso entre series por trabajo isométrico. Si queréis trabajar los bíceps, por ejemplo, en lugar de mantener los brazos relajados al costado del cuerpo, entre serie y serie, mantenedlos en tensión, doblados a 90º. No es una rutina para hacer permanentemente, pero sí para hacerla de vez en cuando y sorprender al músculo.
La mente también puede colaborar. Ya hablamos de la teoría de James Villepigue y Alex Rivera, los autores de La Biblia para Esculpir el Cuerpo Masculino y Femenino. Ellos sugieren que debemos convencer al subconsciente de que los resultados anhelados ya fueron conseguidos. Pero no de boquilla. Debemos imaginar que los bíceps soñados ya son realidad, estando realmente convencidos de ello. Aseguran que el inconsciente hará trabajar al cuerpo hasta conseguirlo.
Yo también tengo mi propia teoría. Estoy convencido de que colabora muchísimo el deseo. Desead lo que queréis. Deseadlo mucho. Creedme, funciona. La primera imagen relacionada con el fitness que puedo recordar, y eso que han pasado muchos años, me transporta a mi infancia en mi Rosario natal. Fue un impresionante six pack que exhibía Julián, un señor de unos 25 años (para mí era un señor) que era uno de los mejores esgrimistas del Club Universitario. Me dejó con la boca abierta. No tenía ni idea que una tripa podía ser así. Ni siquiera mi padre, todo un campeón de tenis, lucía algo igual.
Siempre comento que no tengo consciencia de haberme esforzado demasiado para conseguir mi tableta de chocolate. ¿Será que lo deseé muchísimo desde aquel momento? Por las dudas, haced el intento. No hay motor más poderoso que el deseo.
Y a vosotros ¿Cuál os parece vuestra parte débil? Espero vuestros comentarios.
http://www.sohofitnessclub.com/
Fuente:
Enciclopedia del Culturismo. Arnold Scwharzenegger
La Biblia para Esculpir el Cuerpo Masculino y Femenino, de James Villepigue y Alex Rivera.
martes, 19 de abril de 2011
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